Catherine Middleton ya está en capilla. Menos de 48 horas para el enlace, Londres engalanada y los últimos movimientos de la futura princesa y de su familia lo evidencian. La prometida de Guillermo de Inglaterra ha abandonado por última vez su residencia familiar antes de la boda y ha visitado hoy Clarence House, mientras que el resto de los Middleton se prepara para el magno acontecimiento y ya se hospeda en el hotel Goring. Su recepción se ha convertido hoy en el foco de la noticia con la llegada del padre de la novia, Michael Middleton, y de algunos trajes para el gran día, eso sí enfundados y envueltos para evitar tanto arrugas, roces y manchas como las miradas de los curiosos. Pero Catherine no se ha dejado ver aún por el lujoso hotel.
Debió de ser como el fin de una era para ella dejar ayer su hogar junto a su hermana pequeña, Pippa, y poner rumbo a Londres. Cada kilómetro que se alejaba de la residencia de los Middleton, se acercaba otro a su boda y a su nueva vida como consorte del príncipe Guillermo. La próxima vez que vuelva a casa será princesa y futura reina de Inglaterra. Si Catherine está nerviosa, no lo parecía. Se mostró tranquila, relajada y feliz al volante de su coche en este viaje con dirección a un destino excepcional. Salió por última vez después de un almuerzo con sus padres, Michael y Carole Middleton, en el que se encontraba también disfrutando de la reunión familiar el príncipe Guillermo. El novio, que también pasó el Domingo de Resurrección con sus suegros, ha tratado de pasar tanto tiempo como es posible con sus parientes políticos antes del enlace. El adiós de los Middleton a su hija y a su hermana no fue una triste despedida y reinó el buen humor.
Pippa Middleton afronta tranquila su papel de dama de honor en la boda real del príncipe Guillermo con su hermana mayor, Catherine Middleton, como se ha visto en una de sus últimas salidas a pocos días del gran acontecimiento. La joven asistió a la fiesta de compromiso de la hija del multimillonario inglés Richard Branson, Holly Branson, que se casará el 20 de noviembre con su prometido, Fred Andrews, y brindó junto a las princesas Beatriz y Eugenia de York por la felicidad de la pareja. Otro matrimonio por amor que volverá a reunir a la pandilla real.
Se cuidó de mantener un bajo perfil, consciente de su papel clave en las nupcias reales, pero no lo consiguió: se convirtió en el centro de atención como lo hubiera hecho su hermana Catherine y también como ella manejó la situación como una profesional. Pippa, preciosa con un vestido corto escalonado de volantes de color melocotón, que resaltaba su magnífico bronceado, y un blazer negro con zapatos a tono, se mostró serena ante el batallón de reporteros gráficos que cubrían la llegada de los invitados a los jardines Kensington, demostrando que ha aprendido las lecciones de su hermana mayor.
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